Desde ese día en el que por fin él me dirigió la palabra nuestra relación había mejorado. Empezamos a quedar entre nosotros para ir a nadar a la misma hora y así poder estar los dos juntos y a la vez solos ya que acostumbrábamos a ir por la tarde cuando ya apanas había gente. Poco a poco empezamos a hablar sobre nosotros, nuestros gustos, intereses.... Así aprendí muchas cosas sobre el como que tenia 18 años, que vivía a un par de calles de mi casa y que le gustaban las motos. Cada vez nos fuimos haciendo más amigos, llegábamos a la vez a la piscina, nos cambiábamos juntos en el vestuario y luego nadábamos los dos juntos, haciendo algunas veces competiciones entre nosotros en la que el siempre acababa ganándome por bastante ventaja. Después, como siempre, nos íbamos quedando solos en el gimnasio, asique cuando salíamos del agua y entrabamos en el vestuario, este estaba vació. Teniendo todo el vestuario para nosotros solos siempre solíamos sentarnos juntos en los mismos sitios al final del vestuario, junto a las duchas. Tranquilamente y conversando entre nosotros, nos íbamos quitando los bañadores mojador, los dejábamos junto a nuestras cosas y íbamos los dos juntos a las duchas, siempre a las dos ultimas duchas.
Mientras nos duchábamos, conversábamos y reíamos sobre temas de nuestras vidas. Conforme fue cogiendo confianza me fue contando cada vez más cosas sobre el. Me dijo que había tenido una novia recientemente y que lo acababan de dejar, según el no estaba enamorado de ella. Cuando me dijo esto me pregunto también sobre mi vida sentimental, lo que me hizo dirigir la mirada al suelo de las duchas. Si supiera todo lo que yo sentía por él.... Le respondí que no, no tenia pareja, poniéndole como excusa que no me apetecía estar con nadie, que cuando llegara el momento no me importaría tenerla, pero ahora prefería estar a mis cosas. En ese momento me dieron ganas de confesarle lo que sentía, pero el miedo al rechazo, a que me dejara de hablar, me hacían callármelo. Lo único que me atreví a decirle fue que en realidad si que sentía algo por alguien, pero que era algo imposible y que estaba fuera de mi alcance. Él me contesto que eso no era cierto, que no había nada imposible y que debería intentarlo. Tras escuchar esto, volví a sentir un dolor en mi pecho, me dieron ganas de besarle y decirle que le amaba, pero los miedos y las inseguridades me obligaban a detenerme. Tras ducharnos salimos asta donde se encontraban nuestras cosas y nos vestimos mientras hablábamos de otros temas, dejando de lado el tema del amor por suerte para mi.
Finalmente, salimos los dos juntos del gimnasio, le acompañe asta su moto roja y blanca, limpia y reluciente. Se monto en esta y se puso el casco mientras yo lo miraba desde al lado suyo. Cuando ya estaba listo me estrecho la mano y se fue montado en su moto mientras yo comenzaba a caminar asta mi casa.
